Quizá no exista en nuestra historia un asesino más empático que Emile Dubois -seudónimo de Louis Amadeo Brihier Lacroix-, inmigrante francés que asesinó, entre 1904 y 1906, a 5 connotados extranjeros, que eran tenidos popularmente por usureros.
Émile Dubois (de pie segundo de izq. a derecha), posa con amigos para una foto en Tallahassee, Florida, Estados Unidos. |
Esta circunstancia concitó cierta admiración hacia él, hasta el extremo de transformarlo en un santo popular, cuya animita, ubicada en el cementerio de Playa Ancha, está repleta de exvotos de creyentes que le agradecen por los favores concedidos.
Biografía
Hijo de Joseph Brihier y de Marie Lacroix, fue un ladrón y asesino en serie que se hizo famoso en Chile a comienzos del siglo XX al ser acusado y posteriormente condenado por matar, entre 1905 y 1906, a 4 europeos que eran connotados hombres de sociedad.
Ellos fueron:
Ernesto Lafontaine, el 7 de marzo de 95, el comerciante francés y primer alcalde de Providencia entre 1897 y 1900 fue asesinado en su oficina.
Reinaldo Tillmanns: el 4 de septiembre de 1905 el comerciante alemán es asesinado en la bóveda de su almacén de importaciones de calle Blanco, cuando tenía de 65 años de edad.
Gustavo Titius: el 14 de octubre del mismo año, corre igual suerte un acaudalado y conocido comerciante alemán, de 55 años de edad. En dicha oportunidad hubo robo, pero esta vez no se dio a la tarea de destrozar muebles.
Isidoro Challe: el 4 de abril de 1906, en la puerta del domicilio del Pasaje Ludford de Valparaíso, agredió a puñaladas al comerciante francés, quien se recuperó más tarde de las heridas.
El asesinato de Ernesto Lafontaine
El primer asesinato de Dubois registrado en Chile ocurrió en Santiago. El cuerpo de Ernesto Lafontaine fue encontrado por Román Díaz, regidor y amigo personal de la víctima, en el escritorio en la oficina que Lafontaine tenía en la calle Huérfanos. Su cuerpo se encontraba mutilado a golpes.
Entre otras pertenencias, desapareció un reloj de oro, las llaves de la caja fuerte y dinero en efectivo.
Finalmente, este reloj de oro sería un elemento de prueba fundamental, para establecer la culpabilidad de Dubois durante el juicio en su contra, llevado a cabo en Valparaíso.
Los asesinatos en Valparaíso
Finalmente, los hechos que lo hicieron tristemente célebre tuvieron lugar en la ciudad de Valparaíso, donde asesinó a los comerciantes Tillmanns, Titius y Challe, mencionados más arriba.
Increpado por Davies, el hombre negó tener malas intenciones, pero cuando conversaban, Dubois extrajo un garrote de goma y le dio un golpe en la cabeza. Sin embargo, esto no abatió al corpulento dentista, quien comenzó a dar fuertes gritos de auxilio, lo que motivó la concurrencia de varias personas. Sin embargo y, a pesar del alboroto, Dubois se dio a la fuga.
Escapó veloz por calle Melgarejo, perseguido por transeúntes que fueron testigos del episodio y un guardián de facción en la plaza Aníbal Pinto, quienes gritaban "¡al pillo, al pillo!".
Escapó veloz por calle Melgarejo, perseguido por transeúntes que fueron testigos del episodio y un guardián de facción en la plaza Aníbal Pinto, quienes gritaban "¡al pillo, al pillo!".
Frente al pasaje 6, fue tomado por el guardián. Sin embargo, nuevamente logró zafarse y siguió su carrera hasta Errázuriz, donde finalmente fue capturado.
"Nos dirigimos entonces a hablar con Dubois. Al vernos, éste exclamó:
"Han llegado ustedes muy temprano, la ceremonia será a las 8".
-Sí, Dubois, hemos venido cumpliendo con nuestro deber.
"Ah, ya lo sé, el deber de contar todo, es muy natural, hoy es lo más interesante".
- Usted demuestra mucho valor, le dijimos.
"Ah, no; el valor lo demostraré más tarde, aún estoy en mi celda; cuando esté ante la boca de los rifles, entonces estaré valiente, aquí todavía no hay peligro, aquí estoy tranquilo. En mi vida he sentido el silbido de las balas muchas veces, hoy sentiré su efecto".
- No queremos molestarlo más. Adiós Dubois, valor.
"Antes me decían ustedes, "hasta otro día", hoy me dicen "adiós", tienen mucha razón. Adiós, señor".
Prontamente sería sometido a juicio, donde recibió la pena de muerte.
Fue ejecutado por un pelotón de cuatro fusileros el 26 de marzo de 1907 en la herrería de la ex cárcel de Valparaíso, donde hoy funciona un parque cultural.
DECLARACIONES A LA PRENSA
Uno de los registros más notables que se tienen de Dubois aparece en "La Nación" de Buenos Aires y El Mercurio de Valparaíso reprodujo una parte de ello. A penas faltaban horas antes del fusilamiento, y Dubois formuló curiosas (por la tranquilidad) declaraciones a los periodistas:"Nos dirigimos entonces a hablar con Dubois. Al vernos, éste exclamó:
"Han llegado ustedes muy temprano, la ceremonia será a las 8".
-Sí, Dubois, hemos venido cumpliendo con nuestro deber.
"Ah, ya lo sé, el deber de contar todo, es muy natural, hoy es lo más interesante".
- Usted demuestra mucho valor, le dijimos.
"Ah, no; el valor lo demostraré más tarde, aún estoy en mi celda; cuando esté ante la boca de los rifles, entonces estaré valiente, aquí todavía no hay peligro, aquí estoy tranquilo. En mi vida he sentido el silbido de las balas muchas veces, hoy sentiré su efecto".
- No queremos molestarlo más. Adiós Dubois, valor.
"Antes me decían ustedes, "hasta otro día", hoy me dicen "adiós", tienen mucha razón. Adiós, señor".
Emile Dubois durante su ejecución en Valparaíso dijo: "ejecutadme y apuntad bien al corazón" / Foto de Memoria Chilena |
El día anterior a su fusilamiento, contrajo matrimonio en la cárcel con su conviviente Ursula Morales, que no escatimó esfuerzos para lograr el perdón o indulto de Dubois.
En el mismo acto reconoció a su pequeño hijo.
Dijo que había sido condenado injustamente por el magistrado Santa Cruz y que su solicitud de indulto había sido denegada por el presidente Montt.
Luego sonó la descarga. Enseguida, el tiro de gracia.
El Discurso
Según informa El Mercurio de Valparaíso, en los instantes previos a la ejecución, Dubois se mostró altivo, pero cortés y a veces sonriendo, causando sorpresa entre los presentes. De pronto, y como quien recuerda algo, mientras fumaba un puro, dijo:"Público, tengo que hablaros de algo..."
Dijo que había sido condenado injustamente por el magistrado Santa Cruz y que su solicitud de indulto había sido denegada por el presidente Montt.
Se necesitaba un hombre que respondiese de los crímenes que se cometieron, y ese hombre he sido yo. Muero pues inocente, no por haber cometido o esos crímenes, sino porque esos crímenes se cometieron.
Luego sonó la descarga. Enseguida, el tiro de gracia.
la prensa de 1907, esperando en la calle "escuchar" el fusilamiento de Dubois / Foto de Wikicharle |
Su legado
Según los cronistas de la época, las víctimas de Dubois eran usureros, por lo que el pueblo lo tildó en una especie de "Robin Hood" chileno, considerando los asesinatos como actos de justicia del proletariado contra la burguesía.
Desde entonces, la cultura popular lo ha elevado al estatus de santo popular, transformando su cenotafio (no es una tumba porque allí no están los restos de Dubois) ubicada en el cementerio de Playa Ancha, en una venerada animita llena de innumerables placas de agradecimiento por favores concedidos.
Ficción
En 1967, y por editorial Zig-Zag sale publicado el libro de Abraham Hirmas "Emilio Dubois, un genio del crimen".
También se publicó "La vida privada de Emile Dubois" (Alfaguara, 2004), del cantautor y escritor chileno Patricio Manns, obra que junto con revisitar al personaje, ahonda y reinterpreta la novela de Droguett.
Biografías
Existen al menos dos biografías de Émile Dubois, publicadas ambas en 1907, año de su fusilamiento; sin embargo la inverosimilitud de los hechos narrados, la total discordancia entre ambas y el anonimato de los autores (en el caso del primero se trata de un Alias y en el segundo los autores afirman transcribir un manuscrito que les llega anónimamente) es presumible que sean ambas apócrifas. Estas biografías son las siguientes:
Émile Dubois. Relación verídica de sus crímenes y aventuras de Inocencio del Campo, Imprenta y Litografía Universo, 1907
La verdadera historia de Dubois: las memorias del célebre criminal: su vida en Francia, Inglaterra, Venezuela, Perú, Bolivia y Chile: sus compañeras Ursula y Elcira por E. Tagle M. y C. Morales F.
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